
La sistematización hace posible el planeamiento de estrategias válidas para el logro de objetivos. Por esta razón, los objetivos tienen que ser revisados en cada una de las etapas del proceso; el no hacerlo puede ocasionar fallas en la investigación, con la misma intensidad en que se presenten fallas en los objetivos.
La evaluación de la investigación se realiza en base a los objetivos propuestos y puede ser sumativa, es decir, progresiva llevando esto a clasificar los distintos niveles de resultados que se quieren lograr en la investigación. Al final de la investigación, los objetivos han de ser identificables con los resultados; es decir, toda la investigación deberá estar respondiendo a los objetivos propuestos.
A partir del planteamiento del problema se comienza a dar respuesta al objetivo propuesto. El objetivo central de una investigación es lo que se ha de demostrar a partir de las hipótesis, lineamientos o estrategias propuestas, lo cual nos permite formular objetivos generales y específicos.
- Objetivo general: Consiste en lo que pretendemos realizar en nuestra investigación; es decir, el enunciado claro y preciso de las metas que se persiguen en la investigación a realizar. Para el logro del objetivo general nos apoyamos en la formulación de objetivos específicos.
- Objetivo General = Resultados: Los objetivos generales dan origen a objetivos específicos que indican lo que se pretende realizar en cada una de las etapas de la investigación. Estos objetivos deben ser evaluados en cada paso para conocer los distintos niveles de resultados. La suma de los objetivos específicos es igual al objetivo general y por tanto a los resultados esperados de la investigación. Conviene anotar que son los objetivos específicos los que se investigan y no el objetivo general, ya que éste se logra como resultado.
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